30 enero 2014

¿PUEDE UN MINISTRO SER DESPOTA?

jueves, enero 30, 2014 0

Muchas veces se ha acusado a Calvino de intolerante y se apoya la teoría de su carácter despótico cuando algunos revisan sus duros escritos y encuentran en ellos un ser inflexible ante los errores doctrinales.
Algunos verán ese carácter firme como defecto, pero los que conocemos las Escrituras y el carácter de Dios, lo veremos como virtud, entendiendo a Calvino como un siervo de Dios que fue colocado en un tiempo y lugares específicos para realizar una labor que necesitaba tal carácter.
 Calvino fue pastor y reformador, era necesario que velara por las almas de la grey que Dios le había encargado y que no guardara la espada espiritual ante amenazas latentes, como el regreso a Roma o el consentimiento de las ideas anabaptistas. Calvino entonces, según Denis Crouzet, se convierte en centinela.

El pastor -señala el historiador francés- es un guerrero de Dios, un «defensor de la piedad sincera». Calvino vive, escribe y proclama su obligación como la de un centinela, la de una vigía que obedece una orden procedente de Dios y que le obliga a estar en vigilia constante, a no dejar pasar nada que pueda contradecir al Dios vivo.


Como consecuencia, el pastor no puede y no debe marcharse o abandonar el «lugar» que se le ha ordenado guardar. Sería entregarlo a los enemigos, a los que pertenecen a Satanás. Calvino es un hombre que vive su vocación, interiormente, como tomando parte en una guerra de una dureza y una violencia extremas, en la que cualquier debilidad tiene consecuencias catastróficas, durante la cual el guerrero de Dios que él es no debe flaquear jamás, en un compromiso que obliga a cada segundo. La desposesión de sí en Dios encuentra ahí su más profundo sentido. 

Frente al ministro y su palabra, hay asesinos a los que hay que matar espiritualmente para que no sea destruida la casa de Cristo, para que la santificación de los fieles no se vea arruinada. Abatir a los lobos que merodean esa casa, que quizás se encuentren incluso en su interior, significa instruir mediante la palabra de Dios, decir y repetir la palabra de Dios como única doctrina cristiana. 

 El detalle es cuando un dizque ministro, que no es más que un atolondrado amante del poder y el dinero, apoyándose de una visión muerta, que no sostendrá en los próximos 10 años, arremete contra una congregación establecida sólo porque el ministro local no se sujeta a su expansión tipo Alejandro Magno con sus "22 leyes" mal llamadas "orden". Los resultados son nefastos y los meses que pasan nos dan la razón cada vez más. El despotismo ha causado estragos que sólo los que vivimos en la ciudad sabemos.

 Bienvenidos sean los ministros amantes de la Palabra, con exégesis y sus conceptos que involucran una interpretación crítica, objetiva y completa de un texto sagrado. PERO RECHAZO la eiségesis, que es el proceso de interpretación de un texto o parte de un texto, de tal manera que introduce una presuposición propia, una interpretación personal, subjetiva y hasta prejuiciosa sobre el texto bíblico.
Hablemos doctrina. Defendamos la Palabra de Dios no mandamientos humanos.

Por eso, ¡viva Calvino! que deja ya para siempre de vivir en medio del debate irresoluble entre odio y amor. Es él, quien desde entonces, con humildad, dice y señala lo que son el odio y el amor a su alrededor. Pero, para decir y señalar el odio (es preciso subrayarlo), utiliza un medio destinado a permitir a los incrédulos acercarse al amor de Dios.

¿Con las Escrituras en la mano?... Bienvenido.

EDITORIAL
Pastor Freddy Solano

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